A ella todo le asombra, todo lo observa con la mirada extrañada y amplia, queriendo abarcar todos los misterios. A ella todo le parece "como muy". Él la emborracha a conciencia, y ella se deja. De vez en cuando. Él, joven escritor con talento y suficiencia, le enseña sus versos turbios. Deja en la mesilla de noche sus escritos sobre el fracaso y la frustración, sus elogios a la destemplanza y la desesperanza. Ella lee, impaciente y estremecida. Después sonríe, y entrelaza sus piernas a las de él, y le rodea con la boca. Pero, aunque no lo diga, piensa: "Menuda mierda, eso ni siquiera rima..."
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4 comentarios:
Qué bueno. Y de qué sitios más raros aparece la inspiración en ocasiones...
De todas formas, ya lo decía Sabina: en las rimas asonantes, si me extrañas, mándame un fax...
Me recuerda a cierta escena de "lucía y el sexo" o era otra pelicula... no sé, pero iba de eso... Ay madre como estoy...
Hace unos días, que si el Dan Brown. Ahora, Lucía y el Sexo. La próxima me la pone al estilo Stephen King.
Precioso. Y muy acertado.
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