Él siempre fue un célebre don nadie. Llamaba la atención que alguien pudiera pasar tan desapercibido. Una vez, en un aeropuerto, se indignó sobremanera al cruzarse con una folclórica famosa: ella se empeñaba en no reconocerle.
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1 comentario:
Que alguien llame a un exorcista. ¡El espíritu de Gavanido ha poseído a esta chica! ¡Sal de su cuerpo! ¡Y pimienta de su cuerpo también!
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